Estados Unidos, WA, White Salmon

Desde antes de entrar a la universidad, ya tenía una idea clara: me iba a dar, al menos, un año de full kayak. Un año donde pudiera viajar todo lo que quisiera y remar en los mejores ríos del mundo.

En enero me titulé, así que marzo era el mes para irme.

El 26 de marzo llegamos al aeropuerto con la Jill, listos para empezar el viaje. El primer destino: White Salmon, Washington State (Gringoland). Y claro, no empezó sin sus complicaciones.

Llegamos al aeropuerto con dos maletas, dos kayaks y una bolsa grande de remos (adentro llevaba equipo, e incluso mi carpa). A American Airlines no le encantó la idea. Nuestra reserva inicial era con LATAM, pero por alguna razón nos derivaron a American… El punto es que, después de una hora discutiendo con el personal de American –porque no nos querían subir los kayaks– terminamos de vuelta en LATAM. Pero ellos tampoco nos los querían llevar.

Finalmente nos derivaron a Delta, y ahí apareció Gustavo (muy buen hombre), que al vernos con cara de pena nos dijo: “yo les subo los botes”. Lograda la primera parte.

El viaje fue largo, con escalas cansadoras, pero llegamos. Por suerte, en el mundo del kayak se hacen muchas amistades, y eso es algo que me gusta mucho: tengo varios amigos repartidos por diferentes partes del mundo.

Esperándonos en el aeropuerto estaba Toad, quien nos llevó en su auto a su casa. Toad es un capo y nos alojó en su living room por un par de días. Por otro lado, conseguimos una tremenda camioneta con otro amigo, Alec, que nos la arrendó por 20 dólares al día –una ganga.

Con eso más o menos resuelto (auto, casa –que en verdad era el living de Toad–), podríamos decir que la primera parte del viaje estaba bastante seteada.